Quiero
agradeceros que os acordarais de mi para este acto, nunca creí que
esto me pudiera suceder, en fin, gracias.
Cuando
me propusieron este monologo lo primero que pensé “bueno pues ….
qué le puedo decir yo a los alumnos.... valiente marrón” luego se
me encendió la bombilla y pensé... un tema de actualidad con
muchas implicaciones, económicas, políticas filosóficas, sociales
y sobre todo científicas y se me ocurrió
PRINCIPIO
DE INCERTIDUMBRE
Heisenberg,
que fue un nazi de narices, es también una mente científica de
primer orden, y este Heisenberg es el que plantea el ya famoso
principio de incertidumbre “para una partícula no podemos conocer
su posición y su velocidad a la vez si no es con un cierto error”,
pero no se puede aplicar este principio a la vida cotidiana sólo
habla de partículas generalmente subatómicas... mi gozo en un pozo.
En la vida cotidiana podemos hablar del la incertidumbre que crea “el
alrededor”, nosotros mismos, nuestros amigos, vecinos,
familiares.... incertidumbre vital
Permitidme
que os cuente un cuento, que por otro lado todos conocéis, en los
cuentos está casi todo lo que necesitamos saber para enfrentarnos
con la incertidumbre vital. Un esforzado lobo, hambriento, llega a la
ciudad, conoce la existencia de tres burgueses cerditos, hermanos que
viven ajenos a todo peligro, y decide merendarselos, los chanchos
asustados huyen y cada uno se encierra en su casa de campo, su
chalet, su protección, el primero se protege poco, no se siente
acosado, y el lobo se la revienta y por un momento el cerdito un poco
vago ve la fauces de la vida quiero decir del lobo, corre corre el
cerdito a casa de el hermano que algo más trabajador tiene su casa
más resistente, tampoco tiene ninguna dificultad nuestro hambriento
lobo en echarla abajo, corred que la vida os persigue, se esconden
los cerditos con el mas precavido y trabajador de los tres que se ha
hecho una casa resistente que burla el empuje y la energía del lobo
y aquí termina el cuento haciéndonos creer que los cerditos han
escapado del lobo. Mientras tanto los cerditos hablan con sus
representantes y en los solares liberados por el lobo construyen una
promoción de adosados que venden a otros lobos esforzados que acaban
siendo vegetarianos debido al sedentarismo, los triglicéridos, el
colesterol y el ácido úrico, el lobo sólo tiene que esperar a que
los cerditos salgan a comprar al mercadona.
La
actitud de los cerdos frente al lobo, esconderse, el más trabajador
triunfa, tiene el escondite más seguro, pero son unos cobardes, la
vida es de los valientes que se arriesgan que disfrutan del camino,
aveces elegido y aveces impuesto, aunque no esté cubierto de rosas,
nos recordarán por nuestro viaje no por nuestro final.
La
vida nos espera en la calle como un lobo del que podremos huir,
refugiarnos o protegernos pero al final la vida nos pilla inexorable
por que es nuestra, sólo nos queda amarla, disfrutarla y vivirla.
No
temáis a la incertidumbre, es inútil.
Cuando
emprendas tu viaje a Itaca
pide
que el camino sea largo,
lleno
de aventuras, lleno de experiencias.
No
temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni
al colérico Poseidón,
seres
tales jamás hallarás en tu camino,
si
tu pensar es elevado, si selecta
es
la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni
a los lestrigones ni a los cíclopes
ni
al salvaje Poseidón encontrarás,
si
no los llevas dentro de tu alma,
si
no los yergue tu alma ante ti.
Pide
que el camino sea largo.
Que
muchas sean las mañanas de verano
en
que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a
puertos nunca vistos antes.
Detente
en los emporios de Fenicia
y
hazte con hermosas mercancías,
nácar
y coral, ámbar y ébano
y
toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos
más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve
a muchas ciudades egipcias
a
aprender, a aprender de sus sabios.
Ten
siempre a Itaca en tu mente.
Llegar
allí es tu destino.
Mas
no apresures nunca el viaje.
Mejor
que dure muchos años
y
atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido
de cuanto ganaste en el camino
sin
aguantar a que Itaca te enriquezca.
Itaca
te brindó tan hermoso viaje.
Sin
ella no habrías emprendido el camino.
Pero
no tiene ya nada que darte.
Aunque
la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así,
sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás
ya qué significan las Itacas.
C.
P. Cavafis.